La maternidad y yo
Antes de tener a mis dos amores, todo el dinero era básicamente para mi y mi esposo. Así que gastábamos en lo que quisiéramos en ese momento. Ibamos a donde queríamos y hacíamos lo que queríamos. Con las niñas es distinto, seguimos viajando a donde queremos, pero con el pensamiento de que las niñas lo disfruten. Pero al momento de compras, obvio primero están ellas. Y eso no es malo! lo malo es cuando solo les damos a ellas y olvidamos lo importante que es, primero reconocer que somos individuos y cada uno necesita su espacio y su tiempo y dos, somos pareja y también necesitamos tiempo a solas para reconectarnos y apapacharnos.
Eso es otra de las cosas que me ha enseñado el Boudoir, ya que vienen a mi muchas mujeres diciéndome que hace mucho tiempo no se compraban nada para ellas o que no se arreglaban. O que se hacen la sesión porque quieren volver a conectar con su pareja. Y también las que no tienen pareja, pero quieren sentirse mujeres y no sólo mamás (y todo lo que eso significa: chofer, cocinera, enfermera, psicóloga, estilista, etc)
Crecimos en una sociedad, donde la madre debe de ser abnegada y no pensar en ella misma y si lo hace es juzgada. Yo opino que si la madre no esta feliz, los hijos tampoco lo son. Y no le veo nada de malo, exigir 15 min para ponerse una mascarilla sin que los hijos estén preguntando dónde esta la mermelada de fresa (que claramente la tienen frente a ellos en el refrigerador).
También considero, que soy buen ejemplo al mostrarle a mis hijas que el cuidar de mi, tanto física como mentalmente esta bien, así como el que no puedo tener feliz a todo el mundo, ni es mi obligación hacer que los demás sean felices.
Desde que hago este tipo de sesiones, me doy tiempo sin culpa para lo que me gusta: aprender algo nuevo, leer, ponerme una mascarilla, exfoliarme el cuerpo con mi cepillo en seco (no tienen idea como lo disfruto) y combarme lencería sexy y cómoda (te amo Victoria Secret).
Así que te invito a descubrir que dejaste de hacer por la maternidad y a volver a encontrar esos pequeños placeres que te hacen tener un mejor día, para que seas un mejor ejemplo para tus hijos.